3 Sin embargo, han sido halladas en ti obras buenas, porque has
quitado de esta tierra los cipos, y has dispuesto tu corazón para
buscar a
Dios.»
4 Residía Josafat en Jerusalén, pero volvió a visitar al pueblo desde
Berseba hasta la montaña de Efraím; y los convirtió a Yahveh, el Dios de
sus padres.
5 Estableció jueces en el país, en todas las ciudades fortificadas de
Judá, de ciudad en ciudad;
6 y dijo a los jueces: «Mirad lo que hacéis; porque no juzgáis en
nombre de los hombres, sino en nombre de Yahveh, que está con vosotros
cuando administráis justicia.
7 ¡Que esté sobre vosotros el temor de Yahveh! Atended bien a lo que
hacéis, porque en Yahveh nuestro Dios no hay iniquidad ni acepción
de
personas ni soborno.»
8 También en Jerusalén estableció Josafat levitas, sacerdotes y
cabezas de familia de Israel, para la administración de la justicia de Yahveh
y para los litigios. Estos habitaban en Jerusalén.
9 Les dio esta orden: «Obraréis en todo en el temor de Yahveh, con
fidelidad y con corazón perfecto.
10 En todo pleito que venga a vosotros de parte de vuestros hermanos
que habitan en sus ciudades, sean causas de sangre o cuestiones de la Ley,
de los mandamientos, decretos y sentencias, habéis de esclarecerlos, a
fin
de que no se hagan culpables para con Yahveh y se encienda su ira contra
vosotros y contra vuestros hermanos. Obrando así, no os haréis culpables.
11 «Amarías, como sacerdote, será vuestro jefe en todos las asuntos de
Yahveh; y Zebadías, hijo de Ismael, jefe de la casa de Judá, en
todos los
asuntos del rey. Los levitas os servirán de escribas. ¡Esforzaos, y manos a la
obra! Y Yahveh sea con el bueno.»